Silvio Fernández Melgarejo (La Roda de Andalucía, 8 de agosto de 1944, Sevilla, 1 de octubre de 2001) más conocido por su nombre de pila Silvio, fue uno de los exponentes más importantes del rock andaluz, el representante que llegó a convertirse en leyenda mucho antes de su fallecimiento.

Con ese texto procedente de Wikipedia, me daría el fantasma de Silvio en la cabeza si yo intentara resumir su vida (su vida, cualquier cosa) en cinco líneas escasas. Pero no es mi intención, así que sé indulgente conmigo y dame un poco de tiempo que me organice y te presente aquí todas las cosas que he encontrando por la red que hablan de Silvio.

Porque de eso de trata, de hablar de Silvio. Y hablar de Silvio es hablar de un ídolo, porque para los rockeros sevillanos y andaluces eso es lo que es y mentarles su nombre es como mentarles el nombre de su propia madre para algunos. Y si he nombrado a Sevilla es porque fuera de ella, en el resto de Andalucía, Silvio solo tiene significado para un puñado de afortunados iniciados. Y fuera de Andalucía, ya te puedes imaginar.

Silvio era un hombre de las praderas. Mejor, fue EL HOMBRE DE LAS PRADERAS. Y nada de lo que podías ver mirándolo desde cerca o lejos, se parecía a lo que veías cuando se expresaba ante un público.

Representó el conocido papel del andaluz al que el tamaño del cuerpo humano le queda demasiado pequeño para alojar un espíritu tan grande como el suyo. El resultado de esa desavenencia entre lo material y lo espiritual es un cuerpo retorcido y maltratado como un tronco de acebuche al que solo desde dentro se puede derribar, y un espíritu libre y autónomo que vuela a años luz de los simples mortales como nosotros y que, por tanto, no se puede abarcar fácilmente (ni siquiera poniendo mucho, mucho empeño).

Pero tranquilo, yo no voy a castigarte con muchas más cosas. Para eso ya está Wikipedia.

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Aunque si te interesa verdaderamente conocer a Silvio, lo mejor que puedes hacer es conseguir un libro titulado «Vengo buscando pelea. Apuntes autobiográficos del rockero Silvio«.

Está escrito por Alfredo Valenzuela y publicado en Sevilla por Qüásyeditorial en 1991.

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  • Además, alguien ha indagado últimamente en su vida y ha reunido datos como para parar un tren. Se trata de Francisco Bech. Esa montaña de datos son los que que se utilizaron para el montaje de su documental titulado «A la diestra del cielo«. Ahí van unos recortes del documental que no debes de perderte porque dibujan un poco la figura de Silvio.Vaya por delante un trailer del documental para que te vayas haciendo una idea de lo que te vas a encontrar.

    Con Sacramento, una de sus bandas. Y unas palabras de Francisco Bech, el autor del documental.

    Con Smash. Son los primeros tiempos. También habla Carolyn, su esposa inglesa, y lo veremos con Luzbel, otra de sus bandas.

    Este es Sam, el hijo del matrimonio con Carolyn. Al parecer también se dedica a la música. Yo solo he visto el videoclip que hay aquí, pero me parece que no tiene el gancho que tenía Silvio. No sé, juzga tú. Lo que sí se ve a simple vista es el parecido con el Silvio de los 70.

    Marguerita Margueró. Uno de sus temas con ritmos de bolero a la italiana y con letra de… locura. Por decir, dice hasta ¡Viva la benemérita».

    Del mismo documental, su paso por el conocido programa de entrevistas de Jesús Quintero antes de que fichara por una cadena española. No sé, pero a mi me parece que Quintero no consigue darle el sitio que Silvio se merece.

    Y su últimas andanzas por esta tierra.

    Como habrás podido vislumbrar, Silvio fue un rockero irreverente que no le tuvo jamás miedo a nada ni a nadie, con una aptitud siempre positiva ante la vida que le producía un estado casi permanente de felicidad, contagiosa para todo aquel que se le aproximaba, y una gran vitalidad que para sí la quisieran muchos artistas de hoy.

    La palabra que mejor define a Silvio Fernández es la de GENIO, un genio maldito, pero genio al fin y al cabo. Si no como te explicas que Silvio pudiera pasarse todo un concierto apoyado en la barra del bar, mientras su grupo toca en el escenario, sin que el público diga «esta boca es mía». O que siendo del Sevilla le componga una canción al Betis y… ¡todos, sevillistas y béticos, le aplaudan!

    «Lo mas parecido que he visto a Dios»

    Luz Casal, de Silvio

    Pero no perdamos el punto. A veces su gran personalidad oculta lo que verdaderamente a nosotros nos interesa: su música.

    Silvio Fernández era un rockero. Si no el último, sí uno de los últimos de los grandes, no sé. El eje común de su obra son las versiones de temas clásicos del rock & roll, pero con un «barniz semanasantero que Silvio… [convierte] …en algo así como saetas laicas, al adaptar la letra de estas canciones al imaginario religioso sevillano«, en palabras de Josenez de Pop Madrid. Muchas de ellas ten la seguridad que serán las mejores versiones que podrás escuchar en toda tu vida. Y de otras se puede decir que superan al original.

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    Pero los temas propio no se quedan atrás. Qué decir de ese Betis o de ese Marguerita Margueró, en auténtico italiano macarrónico andaluz. Insuperables.

    Silvio_1971Su discografía no fue larga, solo 5 discos grabados:

    – Al Este del Edén. Con Luzbel en 1980.
    – Barra Libre. Con el grupo del mismo nombre, en 1984.
    – Fantasía Occidental. Con Sacramento en 1988
    – En Misa y Repicando. Con Sacramento en 1990
    – To África from Manchester. Con Los Diplomáticos en 1999.

      Y como ves, sus bandas fueron también cambiando con el paso del tiempo: Luzbel, Sacramento, Diplomáticos.

      Pero estos grupos no fueron los únicos. Con anterioridad a ellos, su participación con otras bandas fue dejando huellas allá por donde pasó. Tras sus comienzos en los Cinco Mercury al principio de su carrera, Silvio entra en Smash como batería. La estancia fue corta, pero fue de tal intensidad que el propio Silvio se atribuyó a sí mismo nada más y nada menos que el nacimiento del movimiento llamado más tarde Rock Andaluz durante su paso por Smash. Así ha quedado grabado en una entrevista y nadie ha respondido en otro sentido.

      La pena es que la aparente anarquía existente en los grupos andaluces de entonces no haya permitido plasmar la música de aquellos días de forma metódica y continuada en los viejos vinilos de la época. En fin, agua pasada…

      Silvio con Smash

      Tras Smash, Silvio casi desaparece. Su boda con una rica británica, Carolyn Williams, su traslado a Marbella, sus locuras con el libro de cheques en la mano, su hijo Sam, la marcha de madre e hijo a Londres… son de sobras conocidos.

      A pesar de todo (o quizás por eso mismo), tras estos acontecimientos viene un nuevo renacer de Silvio y lo encontramos de gira con Tabletom, Pata Negra, Camarón y otros a la sombra de la campaña por la Autonomía de Andalucía. Corre el año 1980 y en ese mismo año ve la luz su primer disco acompañado de Luzbel.

      Gonzalo Garciapelayo (¿te suena?) le propone una nueva aventura en Madrid. Le forma una nueva banda, Barra Libre y se graba un segundo disco con ese mismo nombre. Sin embargo Silvio no es persona para ese sitio y regresa de nuevo a Andalucía, a su Sevilla.

      Allí, con la ayuda de su amigo Pibe Amador forma una nueva banda, Sacramento, con la que graba dos discos: Fantasía Occidental y En misa y repicando. Estamos ya en 1990.

      silvio_discos

      Oh oh oh,
      no pienses más, que no hay.
      Cuando yo encontré en tus ojos
      luces de esmeraldas,
      yo me dije sííííí:
      ¡¡Este sí es mi Beeeetis!!,
      Beeeetis, Beeeetis, Beeeetis…

      Su último disco, A Color To Africa From Manchester no saldría hasta 1999 y estuvo acompañado de una nueva banda: Los Diplomáticos.

      Pero Silvio era un hombre polivalente, y si no me crees aquí debajo lo tienes en un cortometraje rodado por Alberto García Alix en 1984, que lleva por título No hables más de mí, en el que hace el papel de Johny Kid.

      Murió un lunes en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla a causa del deterioro físico de tantos años de madrugadas, de nieblas de tabaco y de delirios etílicos. Atrás deja una leyenda aún no escrita porque su mito no se puede atrapar ni en un papel ni en una canción. Forma parte de la historia del rock con un sesgo propio, porque era el rey para los que le conocieron y aprendieron de sus improvisaciones en el escenario y de su idioma surrealista.
      Ayer en su entierro en el cementerio de San Fernando de Sevilla, la ciudad que lo adoró y que también lo olvidó, como hace con sus hijos malditos, estuvieron todos los que formaron parte alguna vez de su azarosa biografía de bohemio con corbata.

      Música que mola

      Los que le acompañaron en sus últimos días llegaron a decir que fueron felices en su entierro, porque por fin «Silvio había muerto de vivir. Silvio murió de ser Silvio.

      Frasco, en Guitarristas.info

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      Todos esos que compartieron noches de alcohol, escenario y charlas surrealistas a la luz de las lunas canallas coincidieron en que había desaparecido alguien insustituible que quiso apagarse lentamente, sin hacer ruido.
      Este rockero maldito y genio a su pesar no quiso nunca ni el dinero ni la fama, de ahí que se le conozca poco fuera de los circuitos de los profesionales de la música. Se casó con una rica heredera británica con la que duró poco. Lo justo para gastarse el dinero y tener un hijo. «Si Silvio quisiera, todos nos haríamos millonarios», solían decir los músicos que tocaban con él al ver cómo, empapadas las vísceras de alcohol, se caía del escenario o seguía cantando sin el micrófono mientras la multitud le aclamaba, a pesar de todo.

      En sus últimos años, cayó en la soledad y casi el olvido, aunque en Madrid le dedicaron un homenaje en La Boca del Lobo con un significativo título de su carga de ídolo y tótem sagrado: Solemne Quinario de besamanos a Silvio.

      Música que mola

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      Hoy la discografía de Silvio es difícil de encontrar. Sus LPs se pagan caros (si se encuentran). Pero afortunadamente hay gente que están dispuesta a compartir contigo algunos de sus tesoros.

      Es el caso de JMM, que desde un foro llamado Exvagos ha compartido con nosotros (un montón de gracias) una antología de Silvio Fernández Melgarejo, supongo que recopilada para la ocasión desde sus viejos vinilos.

      En esta página de Silvio y el Beticismo hay algunas curiosidades, como algunas canciones sueltas y algunos podcast de una entreista de Silvio en Canal Sur dispuestos para su descarga.

      Y también está disponible una página de Silvio en MySpace.

      Espero que los disfrutes.