No estaba seguro de lo que iba a oír el domingo en el Molly Bloom’s. Pablo Guitarro me sonaba a un grupo ya desaparecido llamado Los Solos de los que únicamente conocía algunas viejas fotos. Y de los amigos, tampoco andaba yo muy sobrado: de Kiko Vega, casi otro tanto de lo mismo; Flaco Barral me sonaba a músico perdido en mis recuerdos entre la catarata de buenos músicos llegados desde el otro lado del charco y que ahora mismo no situaba correctamente; y tan solo Kiko Guerrero mantenía una línea abierta en mis recuerdos desde los tiempos gloriosos de Imán Califato Independiente hasta hoy.
Pero tenía la impresión que el experimento merecería la pena. Y ese presentimiento se cumplió. Y bien cumplido.
Vamos por el principio. Yo ya sabía que dos días antes, esta actuación se llevaría a cabo en la sala El Triple, de Jerez. Pero una oportunidad de disfrutar al lado de mi casa me convenció de decidirme por ella aun a costa de perder la oportunidad de ver a algunos amigos en ella.
El Molly es una sala pequeña, situada en una plaza pequeña de la Línea. Quizás algo pequeña para poder disfrutar cómodamente de la actuación. Pero no por eso carente de personalidad, sino todo lo contrario. Además, siempre hay una segunda planta para los que busquen más espacio. Aunque yo me quedé junto a las tablas para poder disfrutar del buen ambiente que había entre el publico, en el cual por cierto abundaban dos especies: músicos y amigos, que en ocasiones se fundían en una sola, músicos-amigos de los músicos. Con lo cual ya te puedes hacer una idea.
Antes de ir, ya había hecho mis deberes. A lo que ya conocía de Kiko Guerrero al que ya te digo, no había perdido la pista durante mucho tiempo, le sumé algunas cosas de Kiko Vega, un teclista (y técnico de sonido me enteré después) que ha participado en algún disco de Maita vende Cal o Los Reincidentes.
De Flaco tendría que hacer un blog para él solo si pretendiera contar aquí sus 40 años largos de carrera, pero sí te contaré por su boca que “…aunque jamás viajé a la India, fui a Marruecos pero no he llegado a adentrarme en sus lenguajes musicales y no soy negro ni he trabajado en un campo de algodón. Dicho esto, puede decirse que realmente hago música de raíz, sí, la mía, mi raíz mas profunda, la de la vida… así que puedo decir sin ofenderme, que hoy día me siento After Hippie, After Ego y After Blues”. Sólo para que hagas una idea.
Y por fin, Pablo Guitarro, para el que también habría que dedicar buena parte de este blog para describir sus 20 y pico años dando guitarrazos por medio mundo, o para describir la infinidad de grupos y bandas que han contado con su presencia, desde aquellos Farataos Band de finales de los 70’s, hasta hoy mismo y cuya producción propia está recogida en tres disco, el último de los cuales me traje yo esa noche del Molly.
Ni recuerdo la hora, ni me importa mucho (yo nunca llevo reloj) pero la cosa empezó casi de sopetón. Llegó Kiko Vega y se sentó en sus teclados charlando amigablemente con Flaco, que cogió su guitarra como el que se pone su chaqueta (por cierto ¿que demonios será ese tubo de plástico enrollado alrededor del pie del micro de Flaco?). El otro Kiko se enfundó en su deslumbrante batería como el que no ha hecho otra cosa en los últimos mil años. Y el último en llegar, saludando a diestro y siniestro casi como si fuera un boxeador a punto de entrar en el ring, fue Pablo (Pablito, como le llamaron algún que otro de los presentes) Guitarro, pero claro, eso es comprensible teniendo en cuenta que asumía el papel de viajero que retorna a su antigua casa.
La cosa empezó bien. Con los sones de “With a Little Help from my Friends” de los Beatles. Es posible que Pablo quisiera ofrecer el reconocimiento debido a los amigos que estaban subidos sobre las tablas junto a él, pienso. A la que siguió el conocido “Knocking on Heaven’s Door” del abuelo Dylan, que sonó a gloria. Tras él, incluyeron un par de temas propios; el primero de Pablo, incluido en su último disco, y que lleva por título “Acechándote” y un segundo de la cosecha de Flaco Barral, que cantó él mismo y que se titula «No desesperes mama«.
El lote de canciones siguientes vino formado por el electrizante “Sultans of Swing” de Dire Strait y por un sonoro “The Wall” de Pink Floyd. Aunque la sorpresa la dio el salto desde el surrealismo de Pink Floyd al surrealismo implícito en el Rock Andaluz del psicodélico “Tarantos”, tema procedente del repertorio del Imán Califato Independiente de Kiko Guerrero, una canción de más de veinte minutos aparecida en su segundo disco y que sonó esta noche de maravilla, aunque nuestros amigos solo nos regalaran el oído con unos diez minutos de música que a mí me supo a poco. Eso dio oportunidad para que se me desvelara el enigma del tubo enrollado en el micro cuando Flaco empezó a emitir unos sonidos que parecían salidos de otro mundo. Entonces comprendí qué era aquel artilugio: El sonido de la guitarra “subía” por ese tubo hasta la boca de Flaco, que lo modificaba con sus movimientos y lo enviaba de nuevo a nuestros oídos a través del micro que estaba justo al lado. De esa forma se podría decir que la guitarra de Flaco “cantaba”. Muy interesante.
A partir de aquí podemos decir que estamos en la segunda mitad del concierto, que se abrió con un tema Flaco llamado «Mi muchacha» y otro de Pablo Guitarro procedente de su último disco, llamado “Ven déjame”, seguido del “Purple Rain” de Prince y que él modifico la letra por un “Pepe Rey” en honor del próximo invitado a tocar que no fue otro que Pepe Salazar, un amigo de Pablo y que subió al escenario a interpretar el conocido tema de Eric Clapton “Cocaine”, lo cual hizo con la guitarra solista en las manos.
Le siguió otro de los temas de Flaco, el llamado precisamente “Perro flaco” y del que hay un videoclip colgado en su página y que motivó las bromas de Pablo sobre su exhibición con poca ropa en él. Detrás, el sitio para la última de las covers de hoy fue para un tema tan conocido como “Con su blanca palidez” de Procol Harum, a la que siguieron los dos últimos temas, el “Voy en busca del Moraco” de Flaco y el que abre el último disco de Pablo, “Las paredes de mi casa me la ‘stan pintando”, un tema simpático con el nos despedimos todos de los cuatro músicos y los dejamos disfrutar del grupo de amigos que esperaban impacientes entre el abundante público.
Resumiendo. Un viaje reconfortante por el rock, blues e incluso pop. Una reunión de amigos fuera de lo común que nos dejó bien satisfechas nuestras ansias de música para un tiempo largo. Sólo una pega: eventos como éste deberían mucho, mucho más frecuentes de lo que lo son.
Pero mientras sí o mientras no, aquí debajo te dejo el concierto completo, dispuesto para ser descargado libremente. Las canciones están acompañadas de una portada hecha por mí (por si te gusta conservarlo en Cdr) y un fichero de información con todos los datos de la grabación, del concierto y los títulos.
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Si quieres conocer más cosas de estos músicos, aquí tienes algunos enlaces:
El blog del Gato Andaluz 